Recomendaciones para el cuidador del paciente con demencia.
RECOMENDACIONES PARA EL CUIDADOR DEL PACIENTE CON DEMENCIA
MANTENER LA CALMA:
A menudo se sentirán irritados y nerviosos por la conducta de su familiar.
No se moleste. Esto no sirve para nada pues su familiar no se comporta según las reglas habituales, familiares, sociales o de convivencia. Las olvida. Su conducta no responde ya a una lógica. No tiene la intención de ponerle a usted en una situación desagradable.
DEJARLE EL TIEMPO QUE NECESITA:
Muy a menudo, se piensa que las pérdidas de memoria disminuyen si se somete al paciente a una estimulación permanente. De buena fe, el cuidador puede inducir una “hiperestimulación". Es un error.
Si usted le pide a su familiar demasiado (si le hace muchas preguntas, si le encomienda actividades difíciles de realizar o muy continuadas) se irritará, es su forma de comunicarle que no puede controlar la situación.
Déjele respirar. Déjele tiempo para hacer tareas. No encadene las actividades unas tras otras. Si le hace una pregunta, dele tiempo para comprenderla y para contestarla.
DEJARLE VIVIR A SU RITMO, SIN INTERVENIR:
Dejarle hacer lo que quiera mientras su actividad no sea peligrosa para él o para los demás miembros de la familia, déjele libertad para continuar, incluso si su actitud es extraña o no habitual.
Por el contrario, manténgase firme impidiéndole actividades que pueden llegar a ser peligrosas. Niéguese a dejarle conducir el coche, a tocar la llave del gas, a jugar con objetos cortantes, si considera que ya no está capacitado para ello.
ORGANIZAR SU VIDA DE FORMA RUTINARIA
El paciente pierde poco a poco la memoria, lo que quiere decir que es incapaz de aprender nuevas formas de actuar.
Cada uno de nosotros tenemos nuestras propias costumbres a la hora de lavarnos, vestirnos, comer. Es nuestra rutina.
Hay que utilizar al máximo la rutina que su familiar elaboró en el transcurso de su vida, manteniéndola y evitando innovar, hacer siempre las mismas cosas, en el mismo orden, en el mismo sitio y a la misma hora le facilitará la vida al paciente y la suya propia.
REGISTRATE A NUESTRO PROGRAMA DE PACIENTES |
PREPARASE A TOMAR DECISIONES EN SU LUGAR
Llegará un momento en el que su estado ya no le permita tomar decisiones.
Ya se dará Ud. cuenta de que las decisiones son múltiples y diferentes: algunas concernientes a la gestión económica del hogar, otras son relativas a la vida en común y también existen decisiones “médicas" que afectan a la propia vida de su familiar: ¿hay que autorizar un ingreso hospitalario o una intervención?
En cualquier caso, hacer frente, solo, a una decisión difícil es angustioso. Si tiene Ud. familia, implíqueles en el proceso de toma de decisiones. Así, la familia podrá discutir, sopesar y compartir la responsabilidad.
SIMULAR SITUACIONES QUE PUEDAN PRODUCIRSE
Siempre es difícil reaccionar con eficacia ante una situación imprevista. La improvisación, sobre todo en un contexto estresante, es mala cosa.
Pongamos un ejemplo. Su familiar sale de compras por su barrio. Pasan tres horas y no vuelve a casa. Se ha perdido.
Ud. se asusta. ¿Hay que ir a buscarlo? ¿Es mejor esperarlo? ¿A quién hay que avisar? ¿Llamo a los hospitales? ¿A la policía?
Si Ud. ha pensado en esta posibilidad, estará mejor preparado para afrontar la situación. ¿Está provisto de una pulsera, de una medalla o de una Tarjeta de Identificación en la que figuran su nombre, apellidos, dirección y el número de teléfono? ¿Ha hablado de su enfermedad con los vecinos para que puedan ayudarle a reconstruir el camino que ha seguido?
¿Tiene a mano el número de teléfono de la comisaría más cercana para denunciar su desaparición?
¿Tiene una foto reciente para ayudar a identificarle?
¿Es capaz de describir cómo iba vestido?
Pensar en las situaciones que pueden ocurrir y saber cómo actuar, disminuirá su angustia y, si la situación se produce, aumentará la eficacia de sus decisiones.
CUIDARSE DE UNO MISMO
No se le repetirá nunca lo suficiente.
Ha aceptado enfrentarse a una situación difícil, de corazón y con todo el amor que siente hacia su familiar.
Pero la más bella de las abnegaciones no le dará la fuerza física para resistir a los cuidados y a la atención que es preciso dispensar durante las 24 h. del día. La persona que cuida a un familiar con Alzheimer en casa le dedica una media de 8 horas al día, cada día de la semana.
¿Cuánto tiempo resistiría Ud. si no se concediera plazos para descansar, para dormir o, simplemente para tener un respiro? ¿Cómo se encontrará de humor? ¿Cuáles serán sus reacciones cuando el enfermo cometa algún error? ¿Cuál será la calidad de los cuidados que le dará?
Recuerde que, en la mitad de los casos, el ingreso del paciente en una residencia se debe al agotamiento de su cuidador.
Autor: Dr. Esteban Encina
Registro Profesional: N° 8879
PRG1206756