En sus primeros días de vida, los recién nacidos son rápidamente colonizados por diferentes bacterias, a las que se les atribuye la iniciación de un poderoso sistema de defensa. Se cree que dichas bacterias garantizan un buen desarrollo físico e inmunológico. La leche materna es uno de los factores que permite la colonización temprana, la cual confiere un sinnúmero de beneficios y tiene un impacto en la salud infantil y en la modulación de determinadas enfermedades a largo plazo.
El cólico del lactante se define como aquellos episodios de llanto intenso y vigoroso, por lo menos, tres horas al día, mínimo tres días a la semana durante al menos tres semanas, en un niño sano y bien alimentado. Puede acompañarse de flatulencia, inquietud, irritabilidad o signos de dolor, y no tiene una causa identificable. Es un problema frecuente en la consulta pediátrica. Su prevalencia mundial es del 15 al 40% en niños menores de cuatro meses, independientemente del tipo de lactancia administrada. Suele generar ansiedad en los cuidadores e, incluso, en los pediatras.
Si su bebé llora por más de 3 horas al día, podría tener cólicos. El cólico no es causado por otro problema médico. Algunos lloran más que otros. Uno de cada 5 bebés llora tanto que las personas entienden que tienen problemas de cólicos. Estos generalmente comienzan cuando los bebés tienen aproximadamente 3 semanas de nacidos y empeoran cuando tienen entre 4 y 6 semanas de edad. La mayoría de las veces, los bebés con cólicos comienzan a mejorar después de 6 semanas de nacidos y mejoran por completo cuando tienen 12 semanas de edad.
No se ha logrado establecer una etiología clara que explique el cólico infantil. Se han encontrado múltiples asociaciones, entre las cuales se incluyen: inmadurez del sistema digestivo o nervioso, tipo de alimentación, alteraciones en la microbiota intestinal, alergia a las proteínas de la leche de vaca, estado mental o psicológico, hábitos y número de embarazos de la madre. De acuerdo con estas posibles causas, se han estudiado múltiples opciones de tratamiento.
El cólico del lactante es una entidad de curso benigno y resolución espontánea, de etiología multifactorial. Algunos pacientes bien seleccionados podrían beneficiarse de cambios en las fórmulas lácteas, fármacos, medidas conductuales y, recientemente, del probiótico con L. reuteri, dependiendo del factor etiológico.
En relación con el uso de probióticos, se han hecho múltiples estudios con buenos resultados, sobre todo con L. reuteri, el cual fue aislado por primera vez de materia fecal y mucosa intestinal humanas, por Reutter en los años 6051. Posteriormente, se introdujo en los alimentos lácteos. Dobrogosz descubrió que este Gram positivo produce un antibiótico de amplio espectro en el tubo digestivo, llamado reuterina. Este es capaz de inhibir la proliferación de bacterias Gram positivas y Gram negativas, como Escherichia coli, hongos y protozoos, mediante la fermentación del glicerol, lo cual disminuye la producción de gases y la consecuente incomodidad. Por lo tanto, L. reuteri parece ser una importante alternativa terapéutica en algunos pacientes
Las diferentes alternativas de tratamiento han demostrado utilidad según el factor desencadenante más factible asociado con el cólico infantil. Por lo tanto, los resultados con estos tratamientos dependen de ello, lo cual se refleja en su variabilidad en los lactantes. El éxito está en encontrar cuál de ellas es la más adecuada para cada lactante, pero siempre se debe tener presente que es una entidad benigna y autolimitada, independientemente del tratamiento utilizado.
Dr. Sebastián Pereira
Gastroenterólogo Pediatra
PRG1247349